El anuncio de Apple, emitido en la televisión Norteamericana en 1984, hace un juego entre dicho año y la novela homónima de George Orwell. Nos muestra, al igual que la obra, un mundo gris, unitario, sometido, donde se ve a un auditorio de hombres alienados, que con un mismo uniforme asisten hipnotizados al monónoto discurso que emana de una pantalla. La monocromía se rompe con la presencia de una mujer, de blanco y rojo, que blande un mazo que arroja contra la pantalla de la que surge el discurso del líder, haciéndolo pedazos, acabando así con el gran hermano omnipresente.
El lema final es claro. Con la introducción del sistema operativo Macintosh y los productos Apple, la marca quería establecerse como la principal competidora del PC en el mercado norteamericano. En el anuncio, implícitamente, se hace una analogía entre el sistema dictatorial que plantea Orwell en su distopía, con el monopolio que hasta entonces tenían los PC en el mercado de los ordenadores domésticos.
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